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Aunque no seas muy espiritual, verás que la meditación puede practicarse como un hábito saludable apto para personas de cualquier edad y en cualquier situación. Hay muchos beneficios que el meditar puede regalarte, por ejemplo: un aumento de tu concentración, disminución del estrés y una sensación general de calma.

 

“Cualquiera que haya practicado la meditación sabe qué difícil es hacer callar nuestra conversación mental para conectarnos con nuestra mente más profunda, sabia e intuitiva” Shakti Gawain

 

¿Qué es meditar?

La meditación es una práctica para entrenar la mente y la atención. El objetivo principal de la meditación es aprender a observar tus pensamientos, sensaciones y emociones sin reaccionar ante estos estímulos, para así desarrollar un mejor control mental o dominio de tu atención. La meditación también implica dirigir tu atención al momento presente, al aquí y ahora, sea lo que sea que esté sucediendo.

En la tradición budista, la palabra «meditación» es equivalente a una palabra como «deporte» en el mundo occidental. Por lo tanto, es una familia de actividades y no una sola cosa. Esto quiere decir que existen diferentes prácticas de meditación y cada una requiere de diferentes técnicas para entrenar la mente.

 

¿Como empezar a meditar?

La meditación de atención plena es la técnica mayormente recomendada para principiantes. Con el objetivo de centrarse en un punto y cuando tu atención se dispersa, traer tu atención de nuevo a ese mismo punto. En lugar de perseguir pensamientos al azar, o luchar para que desaparezcan, simplemente tienes que observarlos y dejarlos ir. Estas son 3 formas de concentrarse en un punto para practicar la meditación:

– Atención a la respiración: en esta práctica lo único que tienes que hacer es concentrarte en tu respiración o en la sensación de respirar en una parte del cuerpo, por ejemplo, en tu pecho al expandirse con cada inhalación y exhalación, o en tus fosas nasales.

– Atención a un objeto externo: el principio es el mismo, enfocar toda tu atención en un objeto fuera de ti. Lo ideal es que se trate de un objeto que no te distraiga, por ejemplo: una planta, una vela, una puerta, etc. Cuando aparezca un pensamiento que capture tu atención, déjalo ir y regresa tu foco al objeto que seleccionaste.

– Escanear el cuerpo: consiste en dirigir toda tu atención a una parte del cuerpo empezando por la cabeza y terminando en los pies (o al revés). Conforme avanzas por todo tu cuerpo, se consciente de esa parte específica e intenta relajarla. Al principio es probable que no notes ninguna diferencia, pero poco a poco verás que experimentas diversas sensaciones en cada parte de tu cuerpo ¡Solo tienes que prestar mucha atención!

 

¿Para qué sirve la meditación?

En primer lugar, la meditación no es exclusiva de los monjes tibetanos y cualquier persona puede hacerlo cada día. El objetivo de la meditación es estar atentos al momento presente, ser conscientes de nuestro cuerpo y de nuestras sensaciones. Y lo que es más importante, meditar es no identificarnos con nuestros pensamientos, observarlos sin analizarlos ni juzgarlos.

Este punto es especialmente interesante para aquellas personas que tienen problemas de ansiedad, de depresión, de baja autoestima o incluso de concentración. Todos esos pensamientos incapacitantes como el «no puedo», «no valgo» o «no lo voy a conseguir» nos generan mucho malestar a nivel emocional pero también físico. Y tal vez no podamos evitar tener esos pensamientos, pero sí podemos evitar prestarles atención.

 

Tiempo necesario de meditación diaria para obtener beneficios

Parece comprobado que cuando repetimos un comportamiento una y otra vez, eso produce cambios en el cerebro debido a su plasticidad. Cambios para bien o para mal, depende del comportamiento que adoptemos. Pero, en este caso, hablamos de practicar meditación y los efectos pueden observarse en apenas 2 semanas.

Hablamos de dos semanas practicando todos los días unos 20 minutos de meditación. ¿No tienes 20 minutos al día? Seguro que puedes dividirlo en franjas de 10 minutos. Una por la mañana para empezar el día con la mente más clara y tranquila lista para el desafío diario y otra por la noche para acallar todo el ruido mental que has generado durante el día.

Puedes notar los efectos muy pronto, es cierto, al menos en forma de sentirte mejor, más cómodo contigo mismo, más en paz con el entorno que te rodea.

 

 

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