En pleno siglo XXI parece que no hemos aprendido a respirar bien. Tendemos a hacerlo por la boca y casi siempre de prisa, impulsados por el ajetreo de nuestra frenética vida cotidiana. Tal vez no somos conscientes, pero tenemos un número de respiraciones acotado durante el tránsito vital. El gran maestro de yoga B.K.S. Iyengar consideraba que la vida del yogui no se mide por el número de días, sino por el número de sus respiraciones. Si inhalamos mal y apresuradamente no sólo estimulamos el estrés, alterando el sistema nervioso, sino que reduciremos nuestro tiempo de vida.
Diversos estudios constatan que la frecuencia respiratoria óptima es de entre cinco y nueve respiraciones por minuto, pero se suelen realizar entre doce y veinte.
Por eso aquellas personas que practican yoga, aprenden a reducir la cantidad de aire que inspiran estando en reposo, mediante las técnicas llamadas pranayamas. Son prácticas tan simples como inhalar y exhalar largo por una sola fosa nasal, repartiendo la respiración en cuatro fases: inhalación/retención con aire/exhalación/retención sin aire. Tenemos un artículo en el que hablamos exclusivamente de esta técnica, léelo aquí.
Lo cierto es que cuanto más hondo y suavemente respiramos, más lento late el corazón y más nos tranquilizamos. Cuando lo hacemos brevemente y con prisas, nos alteramos y se disparan las alarmas que desgastan nuestro organismo. Una buena respiración trae consigo beneficios para la salud, resistencia y longevidad. El aire que respiramos interviene en la digestión, el estado de ánimo o la frecuencia cardíaca, determinando cuando estamos excitados o relajados. Por todo ello, la respiración es la mejor herramienta para aquietar la mente y prolongar la vida. A continuación explicamos varios consejos para aprender a respirar mejor.
1) Respira menos y más despacio
Como hemos explicado anteriormente, una frecuencia respiratoria elevada estimula el estrés y acaba castigando todas tus células. Lo ideal sería entre cinco y nueve respiraciones por minuto, y para lograrlo es aconsejable reposar y no alterarse demasiado por las cosas. Precisamente es cuando llegan las preocupaciones y problemas cuando la frecuencia de las respiraciones aumenta notablemente. Por ello, hemos de aprender cómo mantener la calma en ciertas situaciones, para así no perjudicar nuestro sistema.
2) Siempre por la nariz
Respirar por la boca no es saludable. Nos ocurre a muchos mientras dormimos, provocando ronquidos e incluso apneas. Si mantenemos la boca abierta para respirar podemos absorber toxinas, es por eso que la respiración adecuada es hacerlo siempre por la nariz. De esta manera expandimos los pulmones, la caja torácica y se ensanchan las vías respiratorias. Respirando por la boca provocamos que el cuerpo pierda un cuarenta por ciento más de agua, lo que provoca el resecamiento.
3) Exhala largo-Vacía
Exhalar adecuadamente es de vital importancia, ya que de no hacerlo así entramos en una respiración corta que precisa de muchas inhalaciones que consumen y aceleran. La exhalación es la energía de eliminación que libera toxinas y todo aquello que no necesitamos. Exhalando en profundidad también podemos dejar ir pensamientos que no queremos, soltar emociones y ayudar a vaciar de carga a nuestro cuerpo por completo. Exhalamos dióxido de carbono e inhalamos oxígeno.
4) Retención de aire-Expande
Practicar retenciones de aire como realizan los submarinistas, contribuye a expandir la capacidad pulmonar. La expansión de la caja torácica es también importante para poder almacenar más aire. Todo esto nos hace estar más sanos porque tomamos más aire y lo distribuimos adecuadamente. Aguantar la respiración con o sin aire dentro también aporta control y pausa en la respiración. Igualmente, puede ser un método para combatir pánico, ansiedad y afecciones vinculadas con el miedo.
5) Aire puro
Salir a respirar aire fresco es una buena práctica. Por suerte, cada día prestamos más atención a la calidad del aire, conscientes de los altos grados de contaminación que padecemos en las ciudades. El aire se limpia después de la lluvia, pero cuando ésta no aparece, tenemos que buscar salidas donde poder respirar aire puro.
6) Haz ejercicio
Practicar deporte, salir a correr o pasear nos mantiene activos y estimula nuestro sistema circulatorio y respiratorio. Si entramos en una vida sedentaria, el cuerpo se estanca y obstruye, de forma que la calidad de la respiración empeora. Hay que salir y hacer ejercicio para mantenernos dinámicos, activos y sanos. El aire que respiramos es también el néctar que nutre las articulaciones y expande nuestros músculos para volverlos más flexibles.
Aparte de estos consejos, se pueden realizar ejercicios como la Respiración Cuadrada o la Respiración de Fuego para mejorar nuestra técnica respiratoria. Tenemos varias entradas en las que explicamos cómo realizarlos, y así mejorar nuestra respiración. Lee aquí la entrada sobre la Respiración Cuadrada, y aquí la de la Respiración de Fuego.
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Fuente: La Vanguardia
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