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La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de recomendar que los adultos de más de 60 años realicen al menos 150 minutos de actividad física semanal, en concreto, yoga. No es de extrañar: el yoga es uno de los ejercicios más completos, a todos los niveles. «Es una práctica de cuerpo y mente que implica la concentración entre las posturas físicas y el control de la respiración, lo que mejora la calidad de vida y la salud», explica Montse Civera, directora académica de Deusto Salud, un centro de formación online especializado en salud y bienestar.

Algo que viene avalado también por un reciente estudio del Departamento de Deporte, Ejercicio y Rehabilitación de la Universidad de Northumbria, que concluye que el yoga mejora la movilidad, el equilibrio y la flexibilidad, además de reducir la depresión y la ansiedad debido, sobre todo, a los ejercicios de respiración y a la concentración y relajación que implica.

Resumiendo, el yoga es tan importante para el cuerpo como para la mente. Porque además de los beneficios físicos que implica, entre otros la mejora de la flexibilidad -que hace que a partir de los 60 años quienes lo practiquen reduzcan en un 25% la posibilidad de sufrir una caída- y la disminución del dolor, esta investigación incide en los beneficios psicológicos, que pasan por mejorar del estado de ánimo, disminuir el estrés e, incluso, reducir los ataques de pánico.

Así que está claro; el yoga se convierte en la rutina estrella a medida que cumplimos años. Pero ¿cuál elegir? Porque hay tantos tipos diferentes que decidirse por uno no es tarea fácil. Se lo preguntamos a toda una experta en la materia, Katia Muñoz Olmo, Wellthy Expert del centro de bienestar Royal Hideaway Sancti Petri.

«En realidad, todos los tipos de Yoga aportan grandes beneficios, como la mejora de la condición física en general (flexibilidad, fuerza, resistencia…) y de nuestro estado mental, ayudándonos a conectar con el momento presente y relajarnos. Además, todos reducen el estrés mejoran la concentración«, nos responde Katia. Así que lo mejor es elegir el tipo de yoga, además de en función de las necesidades, «según las preferencias de cada uno», explica.

 

GUÍA PARA ELEGIR EL TIPO DE YOGA

Para hacernos más fácil el camino, Katia Muñoz nos explica los principales tipos de yoga y los beneficios concretos de cada uno de ellos.

  • Ganar elasticidad: Hatha Yoga. A través de esta modalidad aprenderás las asanas más comunes del Yoga. El principal objetivo es fortalecer los músculos del cuerpo y darles elasticidad a través de ejercicios basados en las posturas corporales. «Esta práctica busca controlar el cuerpo para dominar también la mente», afirma Katia.
  • Favorecer la relajación: Vinyasa Yoga. Este es el tipo que combina rápidamente las asanas o posturas, consiguiendo aunar un trabajo de fuerza muscular con la mejora del sistema cardiorrespiratorio. «Es muy fluido y bastante exigente a nivel físico», afirma Katia, «y favorece la relajación y la meditación en movimiento».
  • Mejorar la concentración: Ashtanga Yoga. Es conocido como el «yoga de las ocho partes, cuyo objetivo no es otro que controlar las actividades de la mente. Para ello se sirve de los ocho pilares sobre los que se fundamenta esta modalidad. Es una práctica que fomenta la fuerza, la resistencia y el control emocional. «Podríamos decir que se trata de uno de los tipos de yoga más completos», asegura Katia.
  • Tonificar el cuerpo: Power Yoga. «Es reto, fuerza, energía», explica Katia Muñoz. Se trata de una disciplina dinámica y energizante que exige hacer las asanas de forma fluida, pero sin sacrificar las posturas correctas, las técnicas de respiración, el descanso y la concentración. «Una disciplina retadora que requiere de una concentración superior para realizar cada una de sus complejas asanas», concluye.
  • Eliminar toxinas: Bikran Yoga. También conocido como Hot Yoga, es el que se practica a altas temperaturas, llegando a alcanzar hasta los 42 grados en las salas y una gran humedad. «El calor ayuda a ganar flexibilidad», añade Katia, «y los resultados se empiezan a notar mucho antes que si lo hiciésemos sin temperaturas elevadas».
  • Controlar nuestros pensamientos: Kundalini Yoga. También conocido como yoga energético o yoga de la conciencia. El fundamento de esta disciplina es despertar y elevar la energía kundalini, una fuerza primordial que, según los entendidos, se encuentra dormida en la base de la columna vertebral (primer chakra) de todo ser humano. «Lo que se intenta conseguir es amplificar, progresivamente, el grado de conciencia y plenitud personal», asegura la experta.

 

Y LOS TRES ÚLTIMOS EN LLEGAR SON…

Para completar nuestra guía a través de los distintos tipos de yoga, Katia Muñoz nos desvela los tres más novedosos, dos de ellos atrevidas rutinas que se combinan con otros deportes y que, aunque a primera vista parezcan demasiado exigentes, solo requieren práctica y constancia.

  1. Aeroyoga. Es una de las clases más atrevidas porque mezcla el yoga y la gimnasia acrobática. Para hacer este tipo de yoga se utiliza un columpio formado por telas en suspensión, que permiten llevar a cabo tanto posturas clásicas de yoga como otras invertidas gracias a estar completamente suspendidos en el aire.
  2. Vinsaya Flow Yoga. Se trata de un yoga perfecto para ponerse en forma, ya que trabaja con el peso corporal y el equilibrio. Es muy dinámico, ya que mezcla posturas de manera fluida.
  3. Sup Yoga. Es la combinación de yoga con otro deporte, el surf. Suele realizarse sobre una tabla más ancha que las que se utilizan para hacer surf y con mayor flotabilidad, permitiendo un mayor equilibrio para elaborar las posturas del Hatha Yoga.

Fuente: ElMundo 

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